domingo, 24 de enero de 2010

Apuntalando el oido: jazz

Usé los ojos hace un tiempo. Hoy lo que me hace escribir no es la vista. Afortunadamente los grados de miopía parecen haber cedido un poco. Sin embargo, no es hoy la que destaca.

Sí, mis ojos siguen funcionando. Tengo una foto mia en mi mesita de noche, que a cada vez que me despierto y me acuesto, miro ensimismado. Cojo mi botella de leche, relleno el bowl, y acciono 1 minuto y medio el microondas. Enciendo el ordenador, lo chequeo todo bien. Acto seguido, es cuestión de escuchar: escuchar el crujir de las converse en la nieve al andar, escuchar al profesor que da el sermón más aburrido, escuchar a los mapaches y a las ardillas corretear, incluso escuchar a mis amig@s americanos el rutinario "how is it going buddie?". Todo está sacado del producto de mi imaginación, de lo que solía pensar mi tarro años atrás. Ahora sucede todo tal cual como es, sin ningún rasguño en las apariencias.

Hay algo que ha cambiado progresivamente: la afinación de oido. Ese oido tan unido al cerebro siempre. Un oido estropeado en su momento. Lo sacaron del desguace. Y mira, ahora está en punto álgido. Ya no solo está unido a la cabeza, sino esta directamente conectado a la aorta que la lleva al latido más profundo del corazón. Escuchar algo nuevo original significa una buena vibración en el corazón que haga que mi cabeza se sienta más segura. Información corriendo por las venas a la velocidad del sonido. Palabras facilonas que se desechan por el oido contrario al que entraron; palabras directas al corazon sin pasar por la cabeza. Palabras tontas y vacías de alternativos de boca (nunca más un compañero americano de habitacion) ; palabras llenas de sentido apoyadas en su historial detrás. En fin, me gustaban las palabras a simple vista.

Hasta que la música entré en mi vida, toda la música. Las canciones que decían "te quiero" dejaron de estar en mi vida por las canciones "she´s just one in twenty one". Tenía mucho que decir escondido. Sin la crucialidad de antes. Arctic Monkeys, Libertines, the Hives, Bob Dylan, the Killers,... recuerdo perfectamente el orden de todo. Tengo mis discos apilados según entraron. En segundo bachillerato empezó un romance. Hay gente que siempre se lo agradeceré. El don de escuchar salta a la vista la mejoría. La medida de las palabras se hace más palpable hoy en día en mi habla. La seguridad respetuosa. Mi mina inacabable a cielo abierto.

En el transcurso de todo esto, canciones y más canciones. Momentos inolvidables. Sueños cumplidos. El ser inconformista y el no ser rico equilibrarán la balanza en los años venideros. Es algo que no se quita, que se es dado, y como un mapache no va a dejar que se le quite. Tímpano listo que pide siempre algo nuevo y adicional. Idéntico vicio a correr, sin destino fijo, pero correr.

...built to spill, yo la tengo, ayer nomo y . Esto no se para, salvo que un accidente me dejé sin orejas. Éstas tienen nombre, y hay que decirlo así de claro. Cada viaje potencia habilidades que están directamente conectadas a ordinarios órganos. Sí, mis ojos dan vueltas por las noches y los otros sentidos no se acaban de creer lo que pasa día a día por aquí. Pero el oído...

P.D. Y Norah Jones, y el jazz, y ese año...

viernes, 1 de enero de 2010

Entre los angeles

Las doce uvas no aparecieron por ninguna parte. Ni falta que hacía. Mi presencia en el lugar de la entrega de los oscars bastaba para celebrar este gran momento.

No hay alcohol. Ni drogas. Ni familiares ni amigos. Ni mi pais. Ni el lenguaje es el español.

Estoy en Hollywood, y hoy, tras cenar en un restaurante como un señor, he celebrado el 2010 delante de la alfombra roja en la estrella de Nicole Kidman. La fiesta no cuesta cincuenta dólares fuera; la fiesta es gratis dentro de mi cuerpo. Parece que la espera ha sido en vano, y todo parece muy ordinario--- pero no es verdad, lo que pasa es que esto antes lo habia soñado tal como es.

Vagabundos, borrachos, bugatis, pandas de negros farfullando, latinos, policias, porteros de discoteca, todos pasaron por delante de mi mirada atónita y sensible.

Asi, 20 años, en Teatro Kodak de Los Angeles, de verdetequieroverde, celebrando una nueva década con Yohan...solo ocurre una vez.

Paz